Brasil (II) - Sao Paulo
Después de Río de Janeiro, David y yo regresamos a Sao Paulo. Allí me paseé sola por la ciudad mientras David tenía que trabajar. Él me advirtió que tuviese cuidado, que una chica sola con tanta pinta de guiri como yo llama mucho la antención a los "malandros". Y yo pensé que exageraba para que fuese con cuidado. Pero la verdad es que aunque no tuve ningún problema, me tuve que andar con mil ojos. Algunas de los sitios que visité en Sao Paulo fueron estos:
El frondoso parque de Ibirapuera.
Repito: las plantas en este país son como no he visto en ningún otro lugar.
El parque venía con los edificios modernos para exposiciones de arte contemporáneo incluidos.
Otro día me aventuré a la parte antigua de lo que una vez fue el centro de la ciudad. Sao Paulo es una ciudad tan grande que no se acaba nunca, no cabe en un plano. De hecho, en una oficina de información turística me dieron un par de planos de dos trozos del centro. Resulta inabarcable, aunque bueno, después de unos días allí ya aprendí a situarme. Algunas cosas que vi son estas:
La catedral.
La catedral también.
Un tímido resto colonial.
La avenida Paulista.
Una pista de lo que fue la avenida Paulista en otros tiempos.
Y un imponente e interesante edificio de la misma avenida, con un centro de arte moderno con mucha vida.
También pasé por Sao Bemto, donde aparte de adornos navideños derritiéndose con el calor y la humedad, había toda suerte de mercachifles y mangantes.
El frondoso parque de Ibirapuera.
Repito: las plantas en este país son como no he visto en ningún otro lugar.
El parque venía con los edificios modernos para exposiciones de arte contemporáneo incluidos.
Otro día me aventuré a la parte antigua de lo que una vez fue el centro de la ciudad. Sao Paulo es una ciudad tan grande que no se acaba nunca, no cabe en un plano. De hecho, en una oficina de información turística me dieron un par de planos de dos trozos del centro. Resulta inabarcable, aunque bueno, después de unos días allí ya aprendí a situarme. Algunas cosas que vi son estas:
La catedral.
La catedral también.
Un tímido resto colonial.
La avenida Paulista.
Una pista de lo que fue la avenida Paulista en otros tiempos.
Y un imponente e interesante edificio de la misma avenida, con un centro de arte moderno con mucha vida.
También pasé por Sao Bemto, donde aparte de adornos navideños derritiéndose con el calor y la humedad, había toda suerte de mercachifles y mangantes.
Y por el barrio japonés, en el que al cruzar cualquier esquina siempre te encontrabas con algo sorpendente.
Y esta soy yo, sorprendida por todo cuanto tenía alrededor.
Una vista no tan insólita en este país... (El letrero rosa corresponde a un karaoke y las letras negras de la otra cara del edificio a una dependencia del Tribunal de Justicia).
Y esta soy yo, sorprendida por todo cuanto tenía alrededor.
Una vista no tan insólita en este país... (El letrero rosa corresponde a un karaoke y las letras negras de la otra cara del edificio a una dependencia del Tribunal de Justicia).
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home