Brasil (III) - Paranapriacaba
David tenía un día libre en los días que yo estuve de visita. Estuvimos mirando en mi guía para hacer alguna excursioncita por los alrededores. Se nos ocurrió ir a Paranapriacaba, un pueblo que montaron los ingleses y en el que estuvieron viviendo mientras les duró la concesión para construir el ferrocarril brasileño. Después se fueron y lo dejaron todo casi tal cual. Fue como un viaje en el tiempo.
Salimos de la "EStaçao da Luz", pero antes de coger el tren no pudimos evitar colarnos en el "Parque da Luz", atraídos por su verde exhuberancia. El día comenzaba soleado...
Salimos de la "EStaçao da Luz", pero antes de coger el tren no pudimos evitar colarnos en el "Parque da Luz", atraídos por su verde exhuberancia. El día comenzaba soleado...
Aunque a ratos parecía que querían venir nubes nosotros hicimos como si nada. ESto es justo antes de entrar en la estación.
Tras algo más de una hora de viaje nos dio la sensación de habernos alejad bastante más 70 km de Sao Paulo.
A lo lejos se veían unas nubes, y esta vez sí nos parecieron más serias.
Nos quedamos alucinados con el pueblo, yo en mi vida había estado en un lugar así. La gente nos miraba porque llamábamos la atención hablando en español. Al parecer no tenían muchos turistas por esos lares.
De repente la nube llegó al pueblo y se quedó en él. No se veía nada y comenzó a llover. La gente del lugar no puso mucha cara de sorpresa. DAvid y yo estábamos alucinados porque nunca habíamos visto una niebla tan espesa... Había momentos en que no se veía ni a cinco metros! No se veía a casi nadie en la calle.
Nos sentíamos como dentro de un sueño, de un ambiente irreal. Pero ya el culmen llegó cuando nos decidimos a entrar al museo del transporte, a ver la antigua estación de ferrocarril. Entramos sin mucha fe, pues lo poco que se veía por fuera, que de verdad era bien poco, no resultaba muy convincente. Pero ya que estábamos allí, pues no perdíamos nada por probar a ver qué tal. Y en qué hora... Algunas imágenes de lo que nos encontramos:
Aquí estoy yo con cara de alucinada por todo cuanto estábamos viendo.
En la estación central había hasta una réplica en pequeño del Big Ben, pero nos lo tuvimos que imginar. Más cosas del museo (a adivinar entre la niebla...):
A la vuelta nos echamos un amiguete:
Y a pesar de que estábamos calados hasta los huesos, no perdimos el sentido del humor.